Ese niño herido que esta en nosotros.
Desde el vientre de su madre hasta sus 6/7 años, el niño está en descarga permanente de información sin consciencia ni filtro de protección a parte del amor y la escucha de sus padres.
El conjunto de situaciones, palabras, comportamientos dolorosos vividos durante esa etapa de inocencia, se va agravar con facilidad en su memoria celular que actúa como el disco duro de una computadora. Con el tiempo ese programa se reforzara y va hacer parte de la identidad, de las decisiones, comportamientos y percepciones del futuro adulto.
Nuestro niño herido es esa parte de nosotros que no puede tener confianza, que siente que el mundo es hostil y difícil. Es un arquetipo que nos conecta a los miedos a la inseguridad, vividos durante la infancia (que sea justificada o no), cuando el se sintió mal amado, desprotegido, rechazado, abandonado, irrespetado...
Sobre el momento el niño hace una lectura de su situación de su medio ambiente y actúa en consecuencia.
Las emociones negativas vinculadas en estas situaciones, desarrollan en nosotros mecanismos de defensa, creencias y comportamientos adoptados por instinto de supervivencia... Lo cual funciono ya que usted esta aquí.
Sin embargo, lo que fue útil al niño en su momento dado, no lo es necesariamente al adulto de hoy. La dependencia emocional, las reacciones desproporcionadas, los desbordamientos emocionales y comportamentales, la falta de confianza en si mismos, la incapacidad a....son factores vinculados a heridas pasadas y decisiones que el niño tomo.
En resumen lo que aparentamos ser, parte de nuestra personalidad, no es un azar ni tan natural como parece, es una máscara que utilizamos para protegernos.
Sanar su niño interior nos permite ver y comprender lo que hemos vivido, sin la intensidad emocional que llevamos desde la infancia. Cuando queremos ser adulto y evolucionar, no podemos hacerlo desde la defensiva del niño herido.
Podemos saber que tenemos situaciones no resueltas cuando hay temas de los que no podemos hablar sin sentir una carga emocional demasiado fuerte o nos sentimos lastimado. Es probable que no recuerde muchas cosas pero su cuerpo si recuerda cómo se sentía en aquel tiempo.
Es por eso que, una vez adulto cuando vivimos situaciones que hacen eco a las del pasado, nos comportamos como un niño y de la manera en el que el aprendió.


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Dar una nueva dirección a su historia.
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Asistir al niño : responder a sus necesidades, identificar sus elecciones y lo que se creyó.
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Reconocer y recuperar su niño interno.
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Recobrar la alegría de vivir, la energía y el bienestar que el niño tiene en él.
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Carolina Orozco
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